Cómo tener en cuenta la creatividad en el fomento de la lectura
Aunque no me lo esperaba, he encontrado ideas interesantes en torno al tratamiento en el aula de la lectura y la escritura en este libro de José Antonio Marina que se incluye dentro de la Biblioteca de la Universidad de Padres: El aprendizaje de la creatividad, de editorial Ariel.
En este ensayo en realidad refunde muchas ideas que ya aparecieron en su Teoría de la inteligencia creadora, editorial Anagrama, pero en El aprendizaje de la creatividad se centra más en una perspectiva educativa dirigida a que padres y docentes ayuden a sus hijos y alumnos en el desarrollo de su creatividad.
¿De qué tratan estos libros en torno a la creatividad?
La verdad es que ya la Introducción me llamó la atención porque en ella se propone tratar el tema de la desde un punto de vista científico, sintetizando los estudios que se han hecho en torno al tema y huyendo del mal uso que muchas veces se ha hecho de la palabra creatividad:
“Pretende ser un libro científico sobre la creatividad, lo que tiene su mérito porque es un tema que se suele tratar con eslóganes más que con hechos, con aplausos más que con juicio crítico, y dejándose llevar por los deseos, por el wishful thinking, más que por la realidad. Hemos revisado la bibliografía más actual y nos parece que presentamos un modelo convincente de cómo funciona la inteligencia creadora y cómo se puede desarrollar.”
Es decir, nos propone huir de los que piensan que la creatividad es patrimonio exclusivo de los artistas, o de las escuelas que “piensan que para no destruir la creatividad infantil es mejor que los niños no aprendan nada, que se dejen llevar por su espontaneidad, porque toda acción educativa esteriliza”. Y es que “hay una creatividad general, básica, que sirve para vivir inteligentemente. Pero también hay otra especializada, dependiente de un dominio: pintura, literatura, negocios, deportes, etc.”
¿Cuáles son los rasgos de la personalidad creadora? ¿Cómo podemos tenerlos en cuenta en el tratamiento de la lectura en el aula?
En el capítulo segundo se enumeran y describen los rasgos que caracterizan una personalidad creadora, que como educadores deberíamos tener muy en cuenta continuamente:
1. Actividad frente a pasividad.
Continuamente deberíamos intentar que nuestros hijos tuvieran una mente más activa que pasiva: “La activación de nuestro cerebro para mantenerlo alerta, el mantenimiento de la atención, la activación de la memoria de trabajo, la constancia en el esfuerzo, son esenciales para adquirir una inteligencia creadora”. Por ello siempre deberíamos tratar de que la lectura en el aula fuera algo activo, huyendo de esas sesiones de lectura soporíferas en las que todos hemos caído alguna vez.
2. Expresividad frente a mutismo.
“Hay personas fluidas, elocuentes, habladoras, y las hay que padecen un bloqueo expresivo por causas muy diferentes: reserva, timidez, dificultad de pasar del sentimiento a la palabra, falta de interés, depresión, aburrimiento, miedo o ausencia de un oyente adecuado. Educar la expresividad forma parte de la pedagogía de la actividad que antes mencionamos. Considerar que “aprender” es guardar en la memoria, es una de las grandes equivocaciones educativas. Con buena intención se fomentan “actividades receptivas”. La lectura, por ejemplo. Leer es recibir información, y eso, evidentemente, exige una actividad. Pero es sólo el primer paso para una “actividad productiva”. Ver un vídeo, por muy maravilloso que sea, es una actividad puramente receptiva. Contarnos lo que se ha visto es expresiva. Pensar, argumentar, convencer, divertir, explicar, son modos de actividad.”
Por lo tanto la lectura siempre debería desembocar en actividades expresivas como pensar, argumentar, convencer, explicar, divertir, jugar, etc. No estoy hablando del típico trabajito escrito que se suele encargar en las escuelas a los niños después de la lectura de un libro y que ellos odian a muerte, sino de que el niño no sea un mero espectador pasivo de lo que el libro le está contando, que integre plenamente el contenido del libro en su vida y en su mente y que lo exprese por los cuatro costados?
“Nuestra educación no fomenta la productividad mental. Fomenta demasiado la memoria, y descuida el momento expresivo. Un caso llamativo de este enfoque es el modo de considerar la lectura. Es una actividad receptiva. Importante, sin duda. Pero desde el punto de vista educativo, la lectura debe servir para producir pensamientos, para relacionarse mejor, para actuar. Puede darse una pereza expresiva, como puede darse una pereza también peligrosa en buscar cosas en la memoria.”
3. Innovación frente a repetición.
“Los humanos disfrutamos con la novedad. La buscamos pasivamente -viendo la televisión-o activamente. […] Es cierto que los seres humanos se sienten atraídos por la novedad. Somos curiosos. Pero también podemos desarrollar un miedo a la novedad que nos paraliza. Sentimos, pues, movimientos contradictorios. La rutina nos aburre, pero la novedad nos inquieta.”
La lectura juega un papel fundamental en esta curiosidad o búsqueda de la novedad que todas las personas sanas experimentamos. Desde la escuela deberíamos fomentar que los alumnos explorasen todos los caminos por los que su curiosidad les lleve, poniendo a su alcance una gran variedad de libros, ampliando siempre el horizonte y nunca reduciendo.
4. Descubrimiento de posibilidades frente al síndrome de impotencia adquirida.
“La inteligencia nos permite conocer la realidad, adaptarnos a ella, pero también nos incita a vivir en la irrealidad, a descubrir posibilidades en la realidad. ¿Quién iba a pensar que la pesadez de la piedra, su tendencia a caer, nos iba a permitir elevar las ágiles bóvedas góticas, que parecen ingrávidas?”
La fantasía y la imaginación son el primer paso (aunque no el único) para generar buenas ideas creativas. Tendremos que interrogarnos, ¿el tratamiento de la lectura que estamos haciendo en el aula favorece el desarrollo de la imaginación, es decir, una inteligencia generadora fértil?
Por otra parte, según las teorías y estudios expuestos por el libro, hay muchos indicios de que esas buenas ideas que se nos ocurren aparentemente por inspiración divina en realidad vienen de una memoria bien cultivada:
“La creación de la propia memoria es una de las grandes tareas de la personalidad creadora. No sólo son importantes sus contenidos, sino el modo como están representados y organizados.”
A la memoria muchas veces se la ha despreciado, pero la memoria bien entendida (no cómo un mero almacén inoperante) es clave en la inteligencia:
“Leer es una actividad pasiva. Buscar en la memoria es una actividad productiva y exige más esfuerzo. Nuestros alumhijos tienen mucha dificultad para hacerlo. Por eso siempre saben más de lo que creen, pero no tienen energía para buscarlo. Para ellos, saber una cosa es que les venga inmediatamente a la memoria.”
Y nosotros como padres o profesores podemos hacer mucho para la generación de esa memoria creadora:
“Si logramos que nuestros alumnos/hijos posean un gran baúl lleno de lecturas, de viajes, amigos, obras de arte, conversaciones interesantes, de datos, información diversa, rica, apasionante, útil, optimista, les pondremos en mejor disposición para generar muchas ideas.” (Aunque creo que la metáfora de la memoria como un baúl no es muy afortunada, porque un baúl suele servir para guardar trastos viejos que ya nadie usa, exactamente lo opuesto de la concepción de la memoria que José Antonio Marina explica en su libro).
5. Apertura frente a cerrazón.
Este rasgo también se suele llamar “openness to experience o la apertura a la experiencia. Incluye el interés por ampliar el conocimiento, la capacidad de comprender puntos de vista ajenos, la ausencia de rigidez mental, la capacidad de soportar la ambigüedad, la flexibilidad, la aceptación de la novedad. El fanatismo es lo opuesto”.
La lectura es el mejor modo de cultivar esta apertura de la mente.
6. Independencia crítica frente a sumisión intelectual.
“No hay personalidad creadora que no sea capaz de plantarse frente al mundo y frente a sí misma con ojos críticos. La crítica no es la aviesa inspección del contrario, sino la elemental acción de cribar, de separar el trigo de la paja, de discriminar.”
Al igual que la anterior característica, la lectura es el mejor modo de cultivar la independencia crítica de una mente y deberíamos tenerlo en cuenta siempre en nuestras clases.
7. Autonomía frente a dependencia.
“La autonomía implica el esfuerzo para liberarse de las coacciones, los determinismos, las dependencia” y es fundamental si queremos desarrollar una personalidad feliz y creadora, que sepa generar las ideas para moverse por el mundo con éxito.
Los dos libros incluyen muchísimas más ideas interesantes, como ésta de la que ya os hablé aquí, os animo a leerlos:
Excelente información!!!! Gracias
¡Gracias a ti por leer y comentar!
Muy interesante.
No ceso en motivar a la lectura a mis alumnos. Sus gustos son diversos y creo que no hay edad lectora.
Enhorabuena por tu trabajo y gracias por leer y comentar.