25 ideas creativas para el aula basadas en el cómic más innovador
En la anterior entrada os hablé sobre esta magnífica novela gráfica Fabricar historias de Chris Ware. Allí os comentaba cómo cuando empecé a leer esta obra pensé que sería una actividad muy emocionante para los alumnos del instituto llevar esta caja a la clase y que fueran leyendo cada uno de los elementos que la componen, cada uno en el orden que quisiera, con puestas en común entre lectura y lectura para “fabricar la historia” entre todos, algo así como una lectura coral. Después me di cuenta de que la obra tiene escenas sexuales explícitas y descarté la idea por completo.
No obstante, es tan creativa que resulta muy inspiradora en todos los sentidos, por lo que he sacado de la obra estos detalles para llevar a cabo con los alumnos de secundaria y bachillerato las actividades de lectura y escritura creativas expuestas a continuación. Creo que estarán muy interesados en leer estas viñetas, pues tratan de temas intesantes para ellos y los cómics no suelen ser algo habitual en las aulas de secundaria. Todas las actividades de escritura aquí expuestas se pueden limitar a redactar un texto o enriquecerlas con imágenes, ya sean dibujos como los de Chris Ware o fotografías, fotografías retocadas, en fin, todo lo que se nos ocurra.
1. Elaborar una caja con documentos variados, de diferentes tamaños y extensiones, que sean fragmentos de una misma obra.
La caja la puede preparar el profesor a partir de una obra que se preste a ello (en lengua castellana Rayuela es la primera que se me viene a la cabeza). Sería aconsejable entremezclar algunas imágenes en el texto para captar mejor la atención de los alumnos hacia la actividad que se les propone. En clase el profesor invitará a los alumnos a abrir la caja, ojear los diferentes documentos y escoger uno para su lectura. Cuando todos hayan terminado, se realizará en la clase una charla para poner en común lo que cada uno ha averiguado de la historia, intercambiar las impresiones que nos ha dejado la lectura, etc. A continuación, los alumnos dejarán en la caja el documento que hayan leído y escogerán uno nuevo para su lectura. Así hasta que todos los alumnos hayan completado la lectura de todos los documentos, y siempre realizando pequeñas charlas sobre lo que vamos leyendo, una especie de lectura coral en el que ir “fabricando” o recomponiendo la historia individualmente y en grupo. Por supuesto es una actividad para realizar a lo largo de varias sesiones.
También podemos darle la vuelta y hacer que sean los alumnos los que elaboren la caja y los documentos, bien partiendo de un libro o narrando a partir de su propia invención.
2. Trascender el ámbito papel o el ámbito libro para escribir nuestros textos, buscando nuevos y originales soportes.
Por ejemplo, e imitando a Chris Ware, ¿qué tal escribir en un tablero como el de los juegos de mesa? El contenido del tablero que veis a continuación son las vidas de las personas que habitan un mismo edificio y cómo se entrecruzan continuamente.
Este tablero se pliega en cuatro partes y cada una se centra en uno de los habitantes de este singular edificio. La chica que protagoniza toda la obra y que vive en el último piso:
El matrimonio mal avenido que vive en el segundo piso:
La anciana que vive en el primer piso y dueña de todo el edificio:
E incluso esos pequeños seres que aunque nos resulten prácticamente invisibles también habitan nuestros edificios:
3. Describir una sensación corporal por medio de palabras e imágenes relacionadas entre sí.
En estas dos páginas Chris Ware nos describe sensaciones de la que la protagonista “nunca ha oído hablar ni ha visto descrita en ningún lado”. Sin embargo para ella es una sensación tan familiar y repetida desde que tiene uso de razón que incluso le ha puesto un nombre. Todos tenemos sensaciones de este tipo, sensaciones extrañas de las que nunca hemos hablado a nadie o a casi nadie y que sólo nosotros parecemos tener. Nos suele ser muy difícil explicar en qué consisten, pero podemos intentarlo, como ha hecho Chris Ware en esta magnífica página, combinando los agobiantes pensamientos de la protagonista con imágenes representativas. No hace falta que las imágenes sean dibujos o que estén en formato cómic; quizás otro tipo de distribución de la página u otro tipo de imágenes como fotografías realistas o retocadas pueden venir mejor para comunicar nuestra sensación particular.
4. Reflexionar o inventar a partir de la contemplación de un paisaje o escenario.
El dibujo del edificio en el que vive la protagonista, de noche, desde varias perspectivas y enfocando en las ventanas le sirve al autor para reflexionar sobre cómo todos en algún momento hemos intentado fisgar a través de alguna ventana iluminada, intentando encontrar algún detalle sobre las personas que habitan allí, algo aparentemente intrascendente que nos introduzca en un mundo atractivo y nos saque de nuestra propia rutina. ¿No es ésta una buena inspiración para un relato?
Más allá del tema de las ventanas iluminadas en la noche, ¿quién no se ha quedado embobado en sus pensamientos ante la contemplación de un lugar, un paisaje o un edificio? ¿No sería bonito ponerlos por escrito, acompañándolos de una imagen sugerente de aquello de lo que hablamos?
5. Transcribir o representar de algún modo cómo nuestro pensamiento interior se desarrolla de manera paralela a nuestras acciones externas diarias.
Todos pasamos buena parte del día en silencio ocupados en tareas mecánicas a las que apenas prestamos atención y absortos en nuestro propio pensamiento interior. Me encanta cómo Chris Ware representa este fenómeno en estas viñetas en las que las imágenes nos muestran a la protagonista realizando sus tareas diarias mientras que las palabras nos indican por qué extraños derroteros nos puede llevar nuestro pensamiento en el día a día.
Por ejemplo, la lucha de la cabeza por intentar recordar los rasgos concretos de la cara de un novio que la abandonó hace tiempo, mientras que el cuerpo atiende a los clientes de la floristería en la que trabaja:
O sus reflexiones en torno a la posible sensibilidad de las plantas y flores mientras prepara ramos para la floristería:
6. Observar escenas en las que intervienen personas desconocidas de la calle.
Ya comenté en la reseña el alto grado de introspección de la protagonista que lleva a cabo Chris Ware en esta obra, muchísimo más de lo que había leído nunca en ningún cómic. Durante páginas y páginas el autor transcribe su discurso interior por medio de viñetas de pensamiento. Se puede ver en las dos imágenes anteriores y también en las dos que inserto a continuación. En éstas la protagonista se dedica a observar a personas desconocidas con las que coincide en la calle y a interpretar sus comportamientos, siempre bajo su propia perspectiva y opinión, lo cual nos permitirá conocerla un poco más.
Una emotiva escena de dos amantes despidiéndose mientras la protagonista hace cola en el aeropuerto le hace reflexionar sobre su propia vida sentimental:
La observación de gente haciéndose fotos en un parque la conduce a la extraña idea de en cuántas fotos de desconocidos habrá quedado atrapada para siempre y de si es el azar o la intencionalidad lo que hace que los caminos de gente que no se conocen entre sí se crucen.
Me parece muy creativo buscar escenas externas de desconocidos y a partir de ellas intentar transcribir el discurso interior que nos provocan.
7. Resumir la percepción de la propia vida en unas simples líneas y viñetas.
¿Es posible escribir una mini autobiografía de una sola página en la que con unas pocas palabras o imágenes resumamos la percepción que tenemos de la evolución de nuestra propia vida? Chris Ware lo hace con su protagonista aquí y desde luego me parece un fantástico ejercicio de síntesis e introspección:
8. Redactar una mini biografía adoptando un punto de vista insólito.
Las biografías constituyen un subgénero narrativo que puede adoptar múltiples perspectivas y técnicas narrativas. ¿Seremos capaces de escribir una brevísima biografía en una o dos páginas, con o sin imágenes, adoptando una perspectiva insólita como hace Chris Ware en estas dos composiciones a doble página? Las dos que podéis ver a continuación resumen de modo distinto la vida de la anciana dueña del edificio en torno al cual gira buena parte de la obra y la vida de la protagonista.
En la primera se la va representando en distintos estados desde la niñez hasta la vejez en las escaleras de ese edificio y es muy curioso ver cómo el autor enlaza las distintas viñetas y cómo se puede expresar la evolución vital de la mente de una persona a través la relación que mantiene con las escaleras del edificio en el que vive, desde sus primeros años cuando le gustaba jugar en las escaleras porque no se sentía cómoda en la calle, hasta sus últimos años en los que jamás alquila los pisos a familias con niños para que no estropeen el inmueble.
En esta segunda composición la perspectiva se centra en el hecho de que esta mujer siempre se ha sentido como una muñeca en manos de terceros, sin mucho poder de decisión sobre su propia vida. Por eso se la representa como una muñeca de papel de diferentes edades, estática y pasiva en medio de las viñetas, a pesar de cómo va cambiando su entorno.
9. Unir los recuerdos de una persona querida.
Contemplar una vieja fotografía de una persona querida y en torno a ella dejar que surjan todos nuestros recuerdos, ya sea en forma de imágenes o de palabras. Esto es lo que hacer Chris Ware de forma espectacular con los recuerdos que tiene la protagonista de su padre ya muerto.
10. Relatar el enamoramiento desde los dos puntos de vista de las personas implicadas en él.
Dos personas se conocen, se enamoran y como suele ser habitual, pregonan a los cuatro vientos entre sus amigos lo felices que se sienten y lo maravillosa que es la otra persona. Resulta muy curioso y revelador confrontar los dos relatos y puntos de vista como hace Chris Ware en estas dobles páginas:
11. Plasmar los absurdos, emociones y momentos cómicos de una primera cita.
Éste es un tema narrativo que sin duda les gustará, o por lo menos les llamará la atención a los adolescentes; aquí se puede ver una magnífica muestra de Chris Ware:
12. Redactar un mini ensayo sobre algo de lo que no hablemos habitualmente, como por ejemplo el dinero.
Hay cosas de las que nos gusta mucho hablar o escribir y nos salen las palabras como rosquillas: el amor, la amistad, los paisajes bonitos, los acontecimientos importantes de nuestra vida, etc. Ahora bien, ¿somos capaces de escribir con tanta facilidad de asuntos más escabrosos como la enfermedad, el trabajo que no nos gusta o nuestra relación con el dinero como hace Chris Ware en esta doble página?
13. Imaginar una historia a partir de cuatro palabras.
Hay un acontecimiento clave en la vida de la protagonista, que la marca profundamente y que sin embargo nunca se nos cuenta: cómo perdió una pierna siendo niña. Las únicas palabras que leemos al respecto son estas cuatro que la protagonista dirige a un conocido en una reunión: “lago… barca… motor… niña…” Él resto bien lo podemos imaginar nosotros.
14. Personificar la vida de un animal.
Las historias de animales personificados son prácticamente tan viejas como la vida misma. Chris Ware dedica un cuadernillo entero a contarnos las aventuras y desventuras de Brandford, una abeja que lucha diariamente por conseguir la sacarosa para alimentar a su familia, que se debate entre el amor hacia su esposa y la obsesión por copular con la abeja reina y al que ocurren desgracias como verse atrapado en una lata de refresco, detrás de una ventana, el riesgo de morir pisoteado, etc. Chris Ware se ríe a través de este personaje de las circunstancias y situaciones que se repiten en nuestras vidas cotidianas. Es más fácil reíse de nosotros mismos si nos representamos como animales.
15. Personificar un edificio.
¿Y si los edificios también sintieran, pensaran, hablaran? ¿No sería divertido imaginar lo que pensaría de nosotros la casa en la que vivimos o cualquier otro edificio que frecuentemos? Algo así hace Chris Ware en esta página en la que el edificio contempla a una chica que lo contempla desde fuera, interesada quizás en alquilar alguno de sus apartamentos. La chica al final pasa de largo y el edificio se lamenta de cómo le afecta el paso del tiempo.
16. Contabilizar todo lo vivido por un edificio.
¿Cuántos abrazos, gritos o embarazos habrá podido albergar un edificio de casi 100 años de antigüedad? Jugar a imaginarlo puede ser el comienzo para una buena narración:
17. Sumar todos los pensamientos de los habitantes de una casa (o de diversos personajes en general) en un solo discurso:
En esta viñeta el autor representa a todos los habitantes de un edificio, cada uno con su vida y sus preocupaciones y va hilando el pensamiento de todos ellos en un solo discurso que acompaña a la representación de las plantas del edificio. Unir en un solo texto el pensamiento de varias personas, sean desconocidas o sea cual sea la relación que tienen entre sí, me parece una fastástica idea de escritura creativa. Si además disponemos gráficamente el texto de manera original de acuerdo con la distribución de esas personas (cómo hace Chris Ware según el piso en el que vive cada personaje), me parece una idea más creativa aún.
18. Mezclar las nuevas tecnologías en el discurso narrativo.
Las nuevas tecnologías, para bien o para mal, están ya plenamente integradas en nuestra vida, así que es lógico que también aparezcan en la literatura, ya que ésta suele aspirar a representar nuestro mundo de modo más o menos realista. En estas viñetas vemos como Chris Ware utiliza los mensajes de WhatsApp o una conversación de Facebook como un elemento narrativo más. Creo que podría ser un reto muy motivador para los alumnos intentar escribir un texto en el apareciesen textos virtuales con tanta naturalidad como vemos aquí:
19. Escribir viñetas o textos en un color distinto para destacar los usos del modo subjuntivo: deseos, pensamientos, dudas, etc.
A veces cuando se les pide a los alumnos escribir un texto utilizan demasiado el modo indicativo y apenas el subjuntivo, es decir, recurren demasiado a la narración de hechos, de aquello que ocurre y se olvidan de la expresión de deseos, posibilidades, dudas, pensamientos, etc., es decir, todos esos aspectos que pasan por nuestra cabeza en el día a día y que una cámara de vídeo no podría registrar.
¿Y por qué no practicar haciéndolo como Chris Ware en estas dos páginas, utilizando colores distintos y jugando con la alternancia y contraposición entre realidad y fantasía? Lo que está ocurriendo aparece con los colores normales del cómic, mientras que los pensamientos o deseos simultáneos y no realizados de los dos personajes que intervienen están impresos con tinta azul.
Por ejemplo, la decadencia y las malas relaciones de una pareja a punto de romperse alternadas con los deseos de ellos de que las cosas fueran mejor y se trataran con más cariño y respeto:
O el recuerdo de imágenes de algo que ya pasó y que se está contando a otra persona en la conversación:
20. Jugar con la tipografía para realzar la expresividad de nuestro texto.
Por ejemplo, aquí vemos cómo el autor destaca en color azul y en tamaño más grande los nexos que unen las frases y párrafos del texto, además de otras palabras, siempre según le viene bien para sus propósitos comunicativos.
21. Componer un cómic con técnica cinematográfica.
Chris Ware nos muestra algunas escenas cotidianas de la vida de la protagonista con imágenes muy detalladas y seguidas, sin ninguna palabra, a modo de fotogramas. Intentar componer viñetas similares también constituye un buen ejercicio de narración, no hay que subestimar la narración sin palabras.
22. Narrar o describir minuciosamente, hora por hora, o incluso, minuto a minuto, todo lo que sucedió en un día que nosotros consideramos especial.
Para la protagonista de esta obra el 23 de septiembre de 2000 es un día muy especial porque marca el inicio de la relación con su marido y padre de su hija. Chris Ware dedica un libro entero de la caja a contarnos minuciosamente todo lo que pasó ese día, hora por hora. Como podéis ver, cada página de ese librito narra los acontecimientos de la hora indicada en la parte superior.
23. Componer una especie de álbum de recuerdos con imágenes sin palabras.
Así lo hace Chris Ware para darnos a conocer todos los recuerdos que la protagonista tiene de la infancia de su hija. Se puede hacer a modo de collage, primero mudo y luego añadir palabras, intentando que éstas no rompan la magia del collage mudo.
24. Narrar introduciendo mini viñetas secundarias dentro de la viñeta principal.
Para hacer más efectiva su narración, Chris Ware introduce continuamente en sus viñetas otras más chiquititas, normalmente de formato redondo, a modo de pictogramas muy significativos. Es un modo muy creativo de reforzar el contenido de la viñeta principal y del texto. Por ejemplo, aquí representan los pensamientos y recuerdos de la mujer:
Y aquí añaden comicidad al texto:
25. Disponer libremente un texto en la hoja y utilizar flechas para unir las frases entre sí.
¿Por qué limitarse para escribir a la tradicional división en párrafos para presentar el texto en la hoja? Chris Ware juega en toda la obra a disponer gráficamente las palabras y frases según más le conviene y a marearnos de una frase a otra con flechas:
Y ya cuando mezcla todos sus recursos más innovadores (pictogramas secundarios, viñetas grandes y pequeñas, flechas, disposición libre del texto, juegos de tamaño y color con la tipografía, etc.), nos ofrece páginas tan sorprendentes como éstas sobre los sueños juveniles a modo de cuento de la lechera:
O esta increíble doble página que resume en primera persona las reflexiones de la protagonista de la obra:
¡Desde luego, la caja de Fabricar historias de Chris Ware es un auténtico pozo sin fondo!
Brutal!
¡Gracias por pasarte!
Guao !!! un Comic bien intenso para trabajar las emociones, aunque lo veo para mas mayores, quizas para adolescentes.
Desde luego, estas actividades están pensadas para alumnos de Secundaria.