Reseña: Marta y la bicicleta
El álbum ilustrado está más de moda que nunca y prueba de ello es que editoriales con solera como Siruela están creando en sus catálogos colecciones de cuentos ilustrados para los más pequeños. La colección Siruela Ilustrada, recién estrenada, se presenta como “una nueva colección que ayudará a los más pequeños a conocerse mejor y a descubrir el mundo que les rodea”, con dos títulos muy graciosos: Soy un caballo y Marta y la bicicleta.
Boolino nos ha enviado un ejemplar de este último, escrito por Germano Zullo e ilustrado por Albertine, para que podamos conocer de primera mano la indudable calidad de esta nueva colección. El autor y el ilustrador ya han publicado juntos numerosos álbumes ilustrados como uno de nuestros preferidos, Los pájaros, editado por Libros del Zorro Rojo.
La sencillez del lenguaje y de los dibujos hacen recomendable este álbum incluso para niños de menos de tres años, aunque no por ello deja de transmitir valores importantes, como por ejemplo, la consideración positiva de la diversidad y de la originalidad o la constancia para perseguir nuestras metas.
Marta es una vaca naranja y eso la convierte en especial y distinta a las demás, pero a diferencia de otros cuentos eso no se plantea como un problema sino como un motivo de orgullo para su dueño, el señor Pincho.
La vaca Marta se recrea en su diferencia y le gusta alimentarla, buscar ideas nuevas, ir por delante de los demás. Por eso, mientras todas sus amigas sueñan con ser maquinistas de tren, ella aspira a convertirse en la mejor ciclista.
Inmediatamente se pone en marcha para conseguir su sueño; como sabe que su dueño nunca le va a comprar una bici, acude a la chatarrería para buscar las piezas necesarias para montarla ella misma y empieza a practicar. Los primeros intentos son infructuosos, pero ella no ceja en su empeño, como podemos ver en estas graciosas ilustraciones:
Y practica tanto que llega a ser la ganadora de la gran carrera ciclista del pueblo:
Y al final, cuando todas las vacas quieren ser tan buenas ciclistas como Marta, ella ya le ha perdido el interés al ciclismo y busca un nuevo proyecto al que dedicarse en cuerpo y alma:
Sin duda alguna, un cuento muy divertido con unas ilustraciones muy graciosas y lo mejor de todo… ¡a mis hijos les ha hecho reír un montón!